Capacitación en inclusión



Con Leonardo Farfán:
PERSONAL ASISTIÓ A SENSIBILIZACIÓN Y PERFECCIONAMIENTO SOBRE NIÑOS CON CAPACIDADES DIFERENTES

Profundas y diversas emociones vivió el martes 30 de mayo el personal del colegio en las charlas que dictó Leonardo Farfán sobre inclusión, necesidades educativas especiales y TEA (trastornos del espectro autista). Los funcionarios habían sido citados a una capacitación para el martes en la tarde sobre estas temáticas, pero nunca pensaron que iban encontrarse con un orador y una experiencia tan potente e inspiradora. Emoción, empatía, pena, alegría. Eso y mucho más reflejaban las caras de nuestros queridos profesores y asistentes de la educación mientras lo escuchaban, y durante el coffee break entre charlas y al terminar las exposiciones, expresaban su impresión sobre la experiencia que acababan de vivir.

Leonardo Farfán, sin ser educador diferencial, es experto en inclusión y en necesidades educativas especiales, puntualmente en autismo. “Tengo 43 años de experiencia en autismo, ya que yo mismo soy autista y mi vida entera he lidiado con este trastorno y todo lo asociado a él”, reveló ante la mirada incrédula de los asistentes, la mayoría de quienes en un principio pensaron que estaba hablando en sentido figurado. Pero su revelación no era un recurso lingüístico. Él mismo fue diagnosticado, ya de adulto, con autismo y a partir de ese momento se fijó como un desafío personal el trabajar sensibilizando a las comunidades educativas sobre inclusión.

Leonardo es director y fundador de AMAsperger, fundación dedicada a dar apoyo a las familias ligadas a la condición del espectro autista en Chile. También, es miembro del consejo asesor de Comunidades Inclusivas; escritor y autor de variados libros editados en Chile y el extranjero; y relator y conferencista sobre trastornos del espectro autista a nivel nacional e internacional. Trabaja directamente con instituciones como Mi Talento, Eduglobales, Educación2020, PUC, con quienes formó un movimiento que se llama Yo Incluyo. “En el marco de ese movimiento, estamos generando ideas de políticas públicas que le presentamos siempre al Ministerio de Educación, llevamos como tres años trabajando en eso. Siempre que el ministerio está trabajando en alguna ley o decreto, tratamos de meter ideas que estén relacionadas con la inclusión para darle continuidad a los sistemas, también trabajamos con el Ministerio de Salud en lo que tenga que ver con la inclusión”, explica Leonardo.

Sus charlas se orientan a los distintos tipos de público presentes en las comunidades escolares y abordan temáticas como la importancia del lenguaje en la inclusión; la forma de construir inclusión en la sala de clases aceptando a la diferencia como un elemento necesario y enriquecedor; entender el espectro autista no sólo desde lo teórico sino que desde lo vivencial, la estructura cognitiva y de las emociones en el espectro autista; estrategias educativas con alumnos TEA; ser padres y el autismo; cómo entender y aceptar a compañeros con Asperger, entre otras.

En el caso de la charla que dio en nuestro colegio, su principal objetivo fue transmitir conceptos de inclusión a los profesores y asistentes de la educación. “La charla se estructura en torno a un mensaje muy simple, pero al ser tan simple se ha vuelto muy complejo: volver a hablarles a los profesores de hacer un esfuerzo educativo, de buscar ese resto de vocación que siempre hay detrás de cada uno de ellos y retomarlo como una fuerza para seguir trabajando a pesar del agotamiento, porque sabemos el tremendo esfuerzo que hay detrás de la labor del profesor, lo que no se condice con la retribución monetaria. La charla además intenta hacerles ver de qué manera su trabajo es realmente indispensable porque cambia vidas y reencantarlos con su vocación recuperando esos sentimientos. Hay mucha emoción también en la charla, busca conectarlos con la emoción y además está comprobado que uno aprende cuando se emociona, la emoción evoca el aprendizaje”.

Leonardo: eres profesor de Química y te dedicas hace mucho tiempo al tema de la inclusión. ¿Qué es lo que te motivó a entrar en esta área?
- Nosotros creamos una fundación que se llama AMASperguer luego de conocer la realidad de algunos papás y mamás que querían mejorar la calidad de vida de sus hijos con autismo. Yo entré porque tengo el diagnóstico de autismo, el cual me hicieron siendo adulto. A partir de esta iniciativa, comenzamos a ver cómo generar contenido para apoyar el proceso educativo y el proceso de aceptación social de las personas que son diferentes. En estos 5 años hemos elaborado muchas dinámicas, nos han invitado a muchísimos colegios y hoy tenemos la agenda llena para realizar presentaciones, porque además hay una gran demanda en la educación sobre cómo trabajar el tema de la inclusión.

¿Cuál es tu visión sobre la ley inclusión?
- Yo creo que las leyes tienen intenciones, pero los cambios pasan por las personas. Las leyes no cambian personas, te pueden castigar por discriminar pero no te hacen inclusivo. El tema de fondo es cómo hacemos una escuela para todos. En escuelas como ésta, de vocación cristiana, en que vemos a los seres humanos como seres diversos, como una creación de Dios con derecho a sacar su máximo potencial para demostrar su propósito en la vida, cabe preguntarse ¿cómo el Colegio San Vicente es el lugar donde el chico, bajo la condición que tenga, llega a ese puerto de lograr su propósito en la vida y cumplir con el propósito que Dios tuvo al crearlo? Yo soy cristiano y creo en eso. Entonces en el fondo la pregunta es cómo el colegio es el lugar donde las personas encuentran el camino para llegar a cumplir su propósito en la vida, tengan la condición que tengan. 

Para lograr este cambio a nivel nacional: ¿Qué más se requiere entonces aparte de la ley?
- Se requieren muchas cosas. Hay que cambiar la escuela, hay que cambiar la sala de clases, la mentalidad del profesor, hay que formar profesores diferentes. A veces los más resistentes al cambio no son los más viejos sino los más jóvenes, porque la forma de estudiar pedagogía ha caído en ese juego de la profesión más que de la vocación misma, o bien se resisten al cambio porque vienen saliendo con ideas frescas. Pero son muchas las cosas que hay que cambiar, sobre todo cómo se hace escuela. Las leyes han ido induciendo a que estos procesos ocurran, pero las leyes no lo van a lograr en totalidad si no existe la voluntad y este es un proceso de voluntad. La voluntad es lo que más importa. En colegios como éste, de carácter cristiano, hay una doble tarea de, además, entender la voluntad de Dios en cada persona. ¿Cómo alineamos la voluntad de la escuela a la voluntad de Dios en esa persona? El imperativo categórico en este tipo de escuela confesionales es mucho más fuerte, porque hay un compromiso con la voluntad de Dios de sacar al chico adelante, que saque todo su potencial, y como docente debo cuestionarme en qué medida yo soy el agente potenciador y no el obstáculo para que ese chico logre ese potencial. 

Tú tienes un diagnóstico de autismo. ¿Qué factor determinante hubo en tu vida para que lograras desarrollar todas tus potencialidades y cómo podemos sacar lecciones de tu experiencia para potenciar a los niños con capacidades diferentes?

El tema de fondo es que tuve un contexto que alentó, que amó. Pero lo principal es que como a mí nunca me dijeron que no podía, simplemente lo hice. El problema es que, cuando vemos a un chico con un determinado diagnóstico, le decimos lo que no va a poder hacer, lo prejuzgamos, el niño tiene un techo y parte con una limitación. Entonces eso ha sido perverso con el tema de los diagnósticos, que no se ven como una forma de intervenir, sino que como una sentencia. Mi secreto es ese: nunca me dijeron que no podía, así que por eso lo hice.


Con tecnología de Blogger.