Neva Milicic dictó charlas en nuestro Colegio


El viernes 5 de abril, nuestro colegio recibió una distinguida visita. Se trató de Neva Milicic, destacada psicóloga, doctora en psicología, magíster en educación, autora de múltiples libros sobre educación de niños y adolescentes, y actual columnista de revista Ya de El Mercurio, donde todos los martes escribe “Escuela para Padres”, en la cual aborda aspectos centrales sobre la crianza de niños y adolescentes, y de esta manera llega semanalmente a miles de padres y madres chilenos.

Respondiendo a la invitación realizada por nuestro colegio, dejó a un lado su apretada agenda en Santiago para venir a Chillán y realizar dos entretenidas conferencias, una para docentes y otra para padres y apoderados.

La primera charla, que se desarrolló a las 15.00 hrs., titulada “Educando con inteligencia emocional”, congregó a todo el cuerpo docente de nuestro establecimiento en el auditorio, y asistieron también directores y orientadores de otros colegios, quienes también fueron invitados al encuentro. En esta primera ponencia, se abordaron los diversos aspectos asociados a la importancia de la inteligencia emocional y la manera de potenciarlos desde el aula. Es así como Milicic se refirió a temas como las razones y estrategias para desarrollar inteligencia emocional en los niños, el aprendizaje socioemocional, y las 25 habilidades asociadas a la Inteligencia emocional (autoconocimiento, autocontrol, motivación, empatía, conciencia emocional, autoevaluación precisa, confianza en uno mismo, confiabilidad, escrupulosidad, adaptabilidad, innovación mismo posible, afán de triunfo, compromiso, iniciativa, optimismo, comunicación, influencia, manejo de conflictos, liderazgo, catalizar el cambio, establecer vínculos, cooperación y colaboración, habilidades de equipo).

A través de la entrega de cifras, resultados de estudios tanto propios como a nivel mundial, así como historias y ejemplos de sus pacientes, profundizó en la importancia de que los niños se conecten con sus emociones y con las de los demás, ya que está demostrado que bajan los niveles de violencia y suben los resultados intelectuales: “La emoción te mueve. Cuando tenemos experiencias emocionales positivas, asociamos el aprendizaje con algo placentero, y además eso acerca a las personas. Se produce una irrigación en una zona del cerebro, y sinapsis, que propician una actitud positiva. Al contrario, cuando tenemos experiencias negativas, no sólo asociamos el aprendizaje con algo negativo, sino que además esto produce un alejamiento entre las personas, del niño hacia la materia estudiada, y también se produce un bloqueo para nuevos aprendizajes”, explicó.

“Los niños con mayor inteligencia emocional informan menor número de síntomas físicos como ansiedad social, depresión y rumiación. Tienen mayor autoestima, satisfacción interpersonal, y mayores estrategias de afrontamiento activo para solucionar problemas. Perciben los estresores como menos amenazantes, y tienen niveles de cortisol y presión sanguínea más bajos. También, se recuperan mejor de estados de ánimo negativos”.

También, urgió a los docentes a potenciar la IE desde la más temprana edad, cuando los niños aún son neuroplásticos. “Con el tiempo nos vamos rigidizando, y a los 10 años de edad, el partido está muy jugado. El momento de potenciar a los niños es la edad pre escolar y los primeros años de enseñanza básica”.

Posteriormente, a las 19.00 hrs., tanto los apoderados vicentinos, ex alumnos, e integrantes de centros de padres de otros colegios, quienes también fueron invitados al encuentro, disfrutaron de la charla “Autonomía y disciplina positiva”, en la cual Milicic se refirió a los diversos estilos de disciplina imperantes, y la manera de establecer en las familias un sistema colaborativo, armónico, de respeto, empático y en el cual los niños desarrollen autorregulación, una identidad personal positiva y competencias emocionales.

Entre los múltiples matices abordados, puntualizó que los padres constituyen un modelo que marca a los niños, y tienen influencia decisiva en lo que sus hijos van a llegar a ser. “No se pueden hacer declaraciones de incompetencia, como no sé qué hacer con este niño, o tirar la toalla”. Todo lo que los padres dicen a sus hijos, ellos se lo repiten a sí mismos y van conformando una identidad en base a eso.

La disciplina, dijo, debe estar centrada en las necesidades de los niños, y los límites que pongamos, también, siempre desde la empatía. Por ejemplo: “Entiendo que estés enojado con tu hermano, pero bajo ningún punto de vista puedo permitir que le pegues”. Las respuestas empáticas favorecen la autoregulación: a partir de esto, los niños comienzan a regular sus expresiones emocionales porque toman conciencia de los efectos que sus acciones tendrán en los demás. “Las emociones son legítimas, no así lo que hagamos con ellas”, señaló. Es decir, puedo estar muy enojado, pero eso no me autoriza a hacer daño a quien me provocó el enojo.

“Esto va generando una relación de reciprocidad, pero para que haya reciprocidad, debe haber autoridad moral. La disciplina se pone desde la serenidad. El castigo físico y verbal legitima la violencia y es un abuso de poder. En la medida que se recurre a esto, se va dando a los niños un modelo de resolución de conflictos violento. Es necesario hacer el esfuerzo de no salirse de control”.

Al referirse a modelos familiares armónicos, puntualizó que “la cooperación se aprende en familia. Pero no se debe caer en sobrecargar al hijo mayor ni subresponsabilizar al menos, esto hace que se sientan invalidados. Hay que entregar a cada niño tareas acordes a su edad, y dejar que resuelvan sus cosas. Toda ayuda innecesaria frena el desarrollo infantil”.

En este sentido, también hay que tener mucho cuidado de no criticar a los niños ni utilizar adjetivos. “La crítica marca los defectos… no seas desordenado, no seas desobediente, etc. Pero la educación debe marcar las competencias. Toda crítica genera imagen personal. Cuando se hacen las cosas bien hay que poner énfasis en el esfuerzo más que en el resultado”.

También motivó a los padres a darse el tiempo leer mucho a sus hijos, ya que la lectura es un capital cultural y social para los niños, ya que se les va alfabetizando emocional y valóricamente. Pero no estamos escogiendo bien los textos a través de los cuales narramos historias a los niños, Debemos buscar textos que los alfabeticen emocionalmente”.

Finalmente, invitó a “realizar permanentemente el ejercicio de preguntarnos ¿qué valores guían a mi familia?” y desde la experiencia cotidiana ir planteando metas y corrigiendo errores.

Fotografías de la actividad AQUÍ
Con tecnología de Blogger.